El Ying Yang y la compatibilidad
Yin y Yang son dos facetas de una unidad manifestada en dos polos: positivo y negativo, masculino y femenino, que indican exclusivamente polaridades, ¡no cualidades buenas o malas! Todos los hombres tienen yin -parte femenina, pasiva, receptiva, reflexiva, observadora- y yang -parte masculina, penetrante, activa, ejecutiva- de la misma manera que todas las mujeres tienen yang -parte masculina- y yin -parte femenina.
Yin y Yang manifiestan dos polos: positivo y negativo, masculino y femenino.
La apreciación de la belleza y la música son cualidades yin, femeninas, pasivas. Pero ¿qué sería de un hombre que no tuviera yin y fuera incapaz de apreciar el arte en todas sus manifestaciones?
La capacidad para tomar decisiones es una acción yang, es decir masculina, positiva. Pero ¿cómo sería el carácter de mujer que no tuviera estas cualidades yang?
Cuando el corazón se contrae es yang, cuando se dilata es yin, o sea la sístole y la diástole. Un movimiento constante que ejemplifica como el yin y el yang están siempre interconectados en la vida.
En el atardecer aún no es de noche, tampoco es de día. Está la transición del yang -día- a la noche -yin- que ocurre paulatinamente. Sin yang no hay yin y viceversa.
En el amanecer aún tenemos la influencia de yin -de la noche- y empieza el yang con el día, aquí es cuando comienza la transición.
Al abrir los ojos estamos en el momento yin, pasivo; al cerrarlos pasamos al momento yang, o activo. Tù puedes observar la secuencia del yin y del yang en los actos cotidianos más simples.
Al masticar -yang- nos preparamos para el momento yin -tragar y la deglución. Luego al ir pasando el alimento por el sistema digestivo se irá combinando yin con yang alternativamente.
La persona que escucha está en el momento yin -pasivo, receptivo-. El que habla se encuentra en la fase yang -activa, penetrante- pero en la conversación yin pasará a yang y así sucesivamente.
El púgil que está golpeando al otro está en el momento yang, el que recibe el golpe en el momento yin Es una lección para la vida, para todo yin hay un yang y viceversa.
En el momento que se abre el capullo la flor es yang, mientras está cerrada es yin, ambos se complementan, cada cual tiene su momento.
El anciano está llegando al fin de su vida, a su momento yin, mientras que el niño está abriéndose a ella a su momento yang. La vida en sí lleva implícita la muerte, pero la muerte, también, lleva consigo la simiente de la vida. Para que una planta nazca, es necesario que muera la semilla, es la gran belleza del Tao.
Yin y Yang manifiestan dos polos: positivo y negativo, masculino y femenino.
La apreciación de la belleza y la música son cualidades yin, femeninas, pasivas. Pero ¿qué sería de un hombre que no tuviera yin y fuera incapaz de apreciar el arte en todas sus manifestaciones?
La capacidad para tomar decisiones es una acción yang, es decir masculina, positiva. Pero ¿cómo sería el carácter de mujer que no tuviera estas cualidades yang?
Cuando el corazón se contrae es yang, cuando se dilata es yin, o sea la sístole y la diástole. Un movimiento constante que ejemplifica como el yin y el yang están siempre interconectados en la vida.
En el atardecer aún no es de noche, tampoco es de día. Está la transición del yang -día- a la noche -yin- que ocurre paulatinamente. Sin yang no hay yin y viceversa.
En el amanecer aún tenemos la influencia de yin -de la noche- y empieza el yang con el día, aquí es cuando comienza la transición.
Al abrir los ojos estamos en el momento yin, pasivo; al cerrarlos pasamos al momento yang, o activo. Tù puedes observar la secuencia del yin y del yang en los actos cotidianos más simples.
Al masticar -yang- nos preparamos para el momento yin -tragar y la deglución. Luego al ir pasando el alimento por el sistema digestivo se irá combinando yin con yang alternativamente.
La persona que escucha está en el momento yin -pasivo, receptivo-. El que habla se encuentra en la fase yang -activa, penetrante- pero en la conversación yin pasará a yang y así sucesivamente.
El púgil que está golpeando al otro está en el momento yang, el que recibe el golpe en el momento yin Es una lección para la vida, para todo yin hay un yang y viceversa.
En el momento que se abre el capullo la flor es yang, mientras está cerrada es yin, ambos se complementan, cada cual tiene su momento.
El anciano está llegando al fin de su vida, a su momento yin, mientras que el niño está abriéndose a ella a su momento yang. La vida en sí lleva implícita la muerte, pero la muerte, también, lleva consigo la simiente de la vida. Para que una planta nazca, es necesario que muera la semilla, es la gran belleza del Tao.
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