miércoles, 3 de diciembre de 2014

Parapsicología Animal

Parapsicología Animal



En los animales el instinto no puede explicarlo todo. Algunos científicos definen la ciencia como el conocimiento de los fenómenos y sus relaciones en el ámbito físico. Valores objetivos, sumados a más valores que hacen teorías y sirven a finalidades humanas. 

Falta lo más importante: el observador, la parte subjetiva que da función a las relaciones. Sin ella los hechos mueren al nacer y no sirven para una comprensión profunda del Universo. No existe ciencia, sino científicos; no existen creencias sino creyentes. 

El principio de incertidumbre de Heisenberg en Física o el efecto Hawthorne en Sociología, nos enseña la importancia del experimentar, al indicar que un hecho o sistema de hechos, se perturba, de alguna manera, por la simple circunstancia de ser observado. 

Tenemos un Universo, como la red de una araña. Bien estudiado en su intrigante geometría, pero falta la araña tejedora que otorgue función dinámica a la trampa. 

El instinto guarda mucho del secreto de la vida y encierra el secreto de su poderoso origen mágico. ¿De donde le viene ala avispa cazadora el conocimiento del exacto lugar en que debe herir en forma tal que puedan servir de alimento fresco a su progenie?. 

Para ser más claro: ¿Qué es el instinto?. Esa fuerza que mueve al mundo de la vida, haciendo cumplir a sus criaturas actos independientes de su voluntad (y muchas veces contrarios a su propia seguridad), pero que responden a una finalidad de orden general que él desconoce. Un curcullo, para poner sus huevos, construye una morada digna, recortando la hoja de abedul, mediante el trazado de una difícil línea, que un ser humano no podría obtener sin cuidado y reflexión. 

Se puede seguir interminablemente. No es posible negarlo, existe dirección, previsiones, sabiduría, en el acontecer del fenómeno vital. Pero ¿qué es entonces el instinto que todo lo sabe y puede, y de dónde proviene tal poder? ¿Por qué el reino vegetal crea los más sofisticados artificios, para asegurar el crecimiento y reproducción de sus especies? ¿Todo es instinto y basta? ¿Así de fácil es la explicación de tanto misterio?. 

No, el instinto, así comprendido, no es más que un concepto vacío que sólo refleja nuestra ignorancia y no explica nada. El ser humano, con su inteligencia, puede arbitrar para cada evento, una solución ajustada a su interés antropomórfico. Las plantas y los animales, no. Por ellos, lo hace el instinto. 

De esta manera las semillas adoptaron formas aéreas o acuáticas, según convenga a la reproducción. Tallos u hojas tendrán espinas o no, como lo determine sus necesidades de protegerse. Son conocimientos útiles adquiridos por evolución selectiva en el lento devenir de los tiempos e impresos en la mecánica reproductiva, el ADN, como lo definen los actuales biólogos. 

Pero, cuando una criatura viva sabe cómo actuar frente a una circunstancia que nunca antes ha sucedido, las teorías evolucionistas resultan pobres e insuficientes. 

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Los animales saben sin conocer

La larva de un insecto Sirex vive en el interior de la madera muerta, donde se produce su metamorfosis. Fabre, el gran entomólogo, analiza el comportamiento de este insecto, como poseedor de un conocimiento no adquirido, ni tampoco heredado, ya que la memoria atávica no puede prever eventos ambientales cambiables.
La hembra pone los huevos en los árboles caídos, resguardando con ello a la futura cría de la acción corrosiva de los jugos vegetales vivos. Allí, alimentándose de la madera en descomposición, se produce el cambio de la larva y llega el instante en que debe salir para cumplir su función de ninfa. 
Y aquí viene lo extraordinario. Cualquiera sea la forma y posición en que esté ubicada la larva en el leño, siempre utilizará el camino más corto en tiempo y espacio.
Para salir hace túneles dentro de la madera y los realiza con perfecto conocimiento de un camino que ni ella ni sus antecesores jamás han recorrido. Tampoco se ha podido descubrir ningún factor físico o químico que le sirva de guía. La larva sigue el camino ideal porque sí, porque lo hace sin necesidad de experiencia adquirida o heredada. 
Pruebas realizadas en la década del 70 del siglo pasado con una especie de tortuga gigante, confirman en grandes animales este sentido de increíble orientación.
Todos los años desovan en una isla del Pacífico y lo hacen volviendo de lejanos lugares en la misma época. La experiencia se efectuó trasladando algunas de ellas a miles de millas en lugares marcados arbitrariamente. 
Especialmente, se siguió a un ejemplar en su itinerario, verificándose que no sólo seguía el camino de vuelta correcto, sino que dentro de él, lo transitaba por sus puntos mejores para su alimentación y seguridad.
Evidentemente, los animales tienen acceso a una fuente de conocimiento capaz de proporcionar, en forma inexplicable, datos pertenecientes a un futuro no experimentado; ellos saben. 

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Los animales son capaces de prever los sismos

El 26 de agosto de 1883, la isla de Krakatoa, ubicada entre Java y Sumatra, virtualmente estalló al entrar en erupción el volcán del mismo nombre. Los mares se estremecieron y una ola gigantesca recorrió los océanos Índico y Pacífico; la nube de cenizas que se formó dio la vuelta al planeta. Fue una noche espantosa para todos los habitantes de la isla, y las víctimas superaron a las 40.000 personas.
Días antes de la explosión se pudo observar en los animales un extraño desasosiego. Los pájaros emigraban en grandes bandadas y los mamíferos escapaban de la isla, intentando llegar nadando a islas próximas, y si era posible, las más lejanas de Krakatoa.
En Martinica, en 1902, sucedieron cosas parecidas. Los animales domésticos, vacas, perros, gatos, ovejas, presas de pánico se adentraban en el mar buscando huir. Además se observó en las serpientes una inexplicable tendencia a dirigirse hacia el Sur: Luego se pudo apreciar que todo ello las alejaba del centro sísmico, que horas después sucedió. En la noche del 8 de mayo entró en violenta erupción el volcán Mont Pelé, por el cual murieron 30.000 personas.
Se ha teorizado que los animales serían capaces de detectar movimiento telúricos imperceptibles para el ser humano y sus aparatos. Pero hay hechos que con esta teoría no se pueden resolver.
En el Monasterio de San Bernardo, los perros son entrenados por los monjes para la búsqueda de hombres perdidos en la nieve. El 7 de febrero de 1939, los animales se manifestaron indóciles para cumplir la labor para la cual estaban preparados y cumplían diariamente. No querían abandonar el monasterio pese a las órdenes, que siempre habían cumplido sumisamente. 
Horas después, un tremendo alud se precipitó por las laderas de las montañas cercanas que todo lo cubrió y trastocó en las montañas en que ellos debían actuar.
En Europa, en la zona de los Países Bajos, pocos días antes de la gran inundación de 1961 se vio a ratas, conejos, huir hacia lugares altos. 
Las termites parecen poseer el mismo sentido premonitorio, pues es conocido en la India meridional, que cuando sopla el viento monzón y los ríos crecen, ellas se suben a los edificios más altos, ubicándose a una altura un poco superior ala altura que alanzará la inundación, Circunstancia que es aprovechada por los nativos para conocer con antelación las periódicas inundaciones.
Pero el hecho más asombro que revela que esta conducta en los animales, obedece a los dictados de una auténtica función premonitoria, fue dada por los gansos de la ciudad de Freiburg, Alemania, quienes en la noche del 27 de noviembre de 1944, despertaron con sus graznidos a muchos habitantes, que interpretando la conducta de las aves como presagio funesto, abandonaron la ciudad, salvándose de una probable muerte, pues poco después un terrible bombardeo de la aviación aliada, destruyó casi totalmente la ciudad. Este hecho mereció un monumento que los agradecidos habitantes levantaron en su plaza principal, al ganso “profético”
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Experiencias psi con animales y plantas.

Estos, y muchos otros más, indujeron a varios investigadores a realizar experiencias parapsicológicas, tendientes a comprobar experimentalmente la existencia de facultades PSI en plantas y animales. Con aparatos totalmente automáticos se ha hecho series de pruebas con ratones o gatos.
Con absoluta regularidad se hacían descargas eléctricas ya en una lado de la jaula en que estaban recluidos, como en el lado opuesto. El propósito era averiguar si los animales eran capaces de intuir a tiempo en qué lado caería la descarga para eludirla trasladándose rápidamente al otro lado. El resultado fue significativo y convenció a los investigadores que en los ratones existen facultades psi.
La Dra. Louise Rhine, esposa del gran científico norteamericano que colocó a la Parapsicología en el ámbito universitario, trabajó con huevos fecundados y próximos a nacer, descubriendo en los mismos facultades psicokinéticas ya que eran capaces de influir sobre un generador que los beneficiaba al proporcionarles la temperatura adecuada.
Con referencia a las plantas, fue una verdadera sorpresa al comprobarse que las mismas podían ser influenciadas por dotados humanos. Granos y plantas reaccionaron con una germinación o crecimiento más rápido o activo si eran sometidas a la imposición de manos humanas. También fue estudiado el efecto negativo, es decir, una acción inhibidora sobre el crecimiento por efecto de la voluntad de una persona.
Se experimentó con un hongo llamado científicamente Rhizoctonia Solani, estando a cargo del Dr. Jean Barry, del Instituto de Economía de Burdeos, Francia. En diez cajoncitos, llenos de tierra, se introdujeron idénticas cantidades de filamentos miceliares de este hongo. Cinco de ellos sirvieron como control y en los otros cinco, se concentró una persona durante un cuarto de hora a una distancia mayor de un metro, intentando frenar su desarrollo. Los resultados fueron muy pero muy significativos.
En otros aspectos y remitiéndonos a la sabiduría popular, es cosa aceptada que las plantas son sensibles al calor afectivo de sus cuidadores y aquellas que reciben su atención así como sus palabras se expresan con mayor vitalidad y lozanía de las que son descuidadas y abandonadas.
Las experiencias con plantas y animales en el terreno PSI abren las puertas a una concepción amplia y maravillosa sobre el enigmático mundo de la vida y todo parece coincidir en que las facultades paranormales no son expresión de una superioridad evolutiva en lo biológico o espiritual; ES ALGO INHERENTE A LA MATERIA VIVA Y DE LA CUAL ES PAR MUY PERO MUY ESENCIAL. 

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